domingo, 3 de marzo de 2013

Daniel Barros, Ética de Urgencia.

Libro escrito por Fernando Savater, siguiendo la estela de "Ética para Amador", y que sigue de una forma lejana las mismas pautas, y los mismos temas, pero esta vez aproximándose a las ideas que los jóvenes tienen sobre todo lo que les rodea con respecto a la sociedad, política, incluso la vida y la muerte.
Éste libro se puede dividir en tres partes:
1)El mundo que viene.
2)Las cuestiones imperecederas.
3)Pensar lo público.
En la primera parte de Ética de Urgencia se tratan temas tales como la educación, Internet o la ciencia.
Cuando habla sobre la educación recurre todo el tiempo a como Internet influye en ésta misma, y como los padres ya no pueden mentir a sus hijos en cosas tan sencillas como la cigüeña, puesto que existe un flujo de información tal al alcance de su mano, que imposible ocultarles las verdad. También narra como el uso reiterado de Internet influye en su capacidad de concentración, puesto que es comparable a hacer zapping en la televisión.
Bajo mi punto de vista todo esto es absolutamente correcto, pero creo que también hay que ver la infinidad de puntos positivos que Internet nos suministra, como pueden ser la resolución de problemas con dudas antes de los exámenes, o la posibilidad de aprender cualquier cosa en la que estemos interesados cuando queramos, de forma gratuita y por nosotros mismos.
Me ha gustado mucho una intervención de un adolescente que aparece en el libro que describe perfectamente la actualidad:
"Los profesores también se dan cuenta de que tenemos que aprender a pensar por nosotros mismos. Ahora mismo está todo patas arriba, y en el colegio nos dicen que si queremos mejorarlo tenemos que encontrar nuestras propias soluciones".

En la segunda parte habla sobre la felicidad, la libertad y la religión principalmente.
En ésta parte del libro aparece la frase que más me ha gustado:
"¿Si le diesen a escoger entre saber más o ser feliz que escogería? Es extraño, pero elegiría seguir aprendiendo."
Puesto que sólo con esa sencilla frase dies muchas cosas, que pueden ser interpretadas hacia el tema de de la felicidad obviamente, pero también al de la libertad, puesto que se puede entender que al no aprender, y ser feliz en el analfabetismo, no eres libre de pensamiento, puesto que apenas lo tienes ya que no ha sido desarrollado con la educación.
Con todo esto volvemos otra vez al tema de la educación y de la importancia que tiene y como aquí en España ha sido descuidado durante mucho tiempo y ahora lo pagamos.
Otra mención que también me ha calado muy hondo ha sido esta:
"Para ser feliz hay que vivir malas experiencias, puesto que sino no distinguiríamos la felicidad, ni la valoraríamos."
Esto da mucho sobre lo que reflexionar, y a mi me ha recordado una experiencia propia, en concreto de  éste verano, en el que tuve apendicitis a finales de Junio, y en el que estuve ingresado apenas 4 días en el hospital, aunque no me termine de recuperar por completo hasta Septiembre; durante todo ese tiempo me di cuenta de lo maravillosa que es la salud y tuve la oportunidad de valorar las cosas más sencillas de la vida, que en esas circunstancias no era capaz de realizar.

En la tercera y última parte del libro Fernando Savater termina hablando sobre la igualdad, el terrorismo, la crisis o el capitalismo y sus defectos.
En esta parte del libro llama mucho la atención una contestación del escritor a un alumno nada más comenzar, que dice así:
"A mí me parece que la nuestra es una democracia ficticia."
Y Fernando Savater Contesta simplemente con: "Todas lo son."
Con esto se refiere a todos los casos de corrupción que no paran de ser destapados, pero sobre todo a como la supuesta democracia en la que el pueblo es el que manda sobre los políticos nunca ha existido, son los políticos los que mandan en los países, al igual que nunca se ha llegado a la última fase del comunismo, en la que el pueblo debería gobernarse a si mismo, puesto que éstos sistemas políticos tienen puntos flojos, que hacen que todos los puntos fuertes sean menospreciados.

En conclusión este libro me ha encantado, me ha enseñado muchas cosas, y me ha abierto los ojos hacia otras muchas, y me gustaría cerrar éste crédito con el final de la última respuesta que Fernando Savater le da a un alumno:
"Aunque disfrutemos de cosas que en otros siglos no se atrevían ni a soñar, sabemos que podemos soñar todavía más y más, mantener vivas nuestras exigencias, y que cuando todos nuestros problemas presentes se hayan solucionado, las personas que estén vivas en ese momento seguirán soñando con nuevas mejoras."

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