Según Herodoto: Candaules era un hombre muy enamorado de su esposa, sentía verdadera pasión por ella. Entre los colaboradores más apreciados por el rey, se encontraba Giges. Un día, Candaules empezó a alabar las virtudes de su mujer ante Giges y al final, creyendo que Giges pensaba que exageraba, le propuso visitar el dormitorio de su mujer antes de que ésta se acostara para que pudiera verla desnuda, y juzgar así por sus propios ojos lo que Giges escuchaba de su rey.
A pesar de los intentos de desechar la idea por parte de Giges por miedo a lo que podría sucederle después, la insistencia del rey acabó por hacerle aceptar muy a su pesar. Así pues por la noche, Candaules escondió a Giges en la habitación de su esposa. A la llegada de la mujer, todo se desarrolló tal y como los hombres habían planeado, excepto por el hecho que la mujer del rey se apercibió de la presencia de Giges cuando éste salía ya de la habitación, aunque no dio la voz de alarma.
Al día siguiente, la mujer hizo llamar a Giges, quien desconociendo que la reina sabía lo sucedido la noche anterior, no sospechaba lo que iba a ocurrir. La reina le dijo a Giges que sólo tenía dos opciones: matar a Candaules por haberle ofrecido lo que él tenía prohibido ver y convertirse en nuevo rey con ella como reina, o morir él mismo para evitar en el futuro nuevas tentaciones a las que podía someterle Candaules. Tras unos instantes en que Giges no podía articular palabra por su sorpresa, rechazó la oferta de la reina., pero ante su insistencia, decidió matar a Candaules. La reina lo introdujo en el dormitorio del rey y lo ocultó en el mismo lugar donde había estado disimulado el día antes; Candaules murió, apuñalado por Giges durante su sueño.
En esta historia surgen dos principales dilemas morales, que merece la pena que sean comentados.
El primero es en el que Giges se enfrenta a la incómoda situación de tener que decirle que no a su rey, en la que finalmente cede, lo cual significa que terminó optando por la opción de satisfacer a su rey, y no seguir sus propios principios, la mas correcta, pero no la que su propia ética le exigía.
Y el segundo es en el que la reina le obliga a elegir entre su propia muerte, o la de el rey, donde elige acabar con la vida del rey, dejando así a un lado lo correcto, y siguiendo su propia ética y moral.
La conclusión, algo precipitada, que se puede sacar de un texto tan corto, pero a la vez tan denso, es que todas las situaciones tienen un límite, y que quizá, si en algún momento de tu vida, no sigas la ética que tu mismo te marcas, en algún momento te arrepientas, y tengas que hacer algo que no sea de tu agrado, o mucho peor.
Daniel Barros
3º credito del 3º trimestre
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